El hecho de la aparición y presencia de la Cruz en Caravaca se sitúa en la época de la instauración de ésta como nueva frontera cristiana frente al Islam, aún así infinidad de comerciantes que traficaban entre Valencia y Granada empleaban dicho camino. Pero la Vera Cruz de Caravaca con base en su origen sagrado y misterioso irradiaba una aureola de protección donde cobijar a las tropas del adelantamiento, a los miembros de las Órdenes, a los moradores cristianos de aquella tierra, los fronteros. Muchos, liberados del cautiverio, acudían agradecidos a depositar sus cadenas, como exvotos, a la capilla de la fortaleza en donde se custodiaba la Cruz por la Orden militar encargada del castillo, primero los templarios y tras su disolución, la Orden de Santiago.
La Cruz apareció así con inmenso valor, que se ha conservado por distintas razones hasta la actualidad, destino final de nuestro peregrino, que ha de hacer como el Rey Fernando el Católico tras detenerse en Huéscar ya bajo su dominio, que dando hasta nueva orden respiro a las tropas pasó a hacer oración ante la Cruz bendita de Caravaca.